EL VIÑEDO
La plantación de un viñedo empieza mucho antes de que se ejecute físicamente. Por un lado se debe seleccionar el clon que se va a injertar. Por otro lado se debe elegir el suelo correcto para cada cepa.
La familia Martín históricamente ha venido seleccionando las cepas que mejor se adaptaban al momento en el que se encontraba, potenciándose así un tipo de variedad u otro, uvas que aportaran las características que el mercado demandara o cepas que dieran mayor o menor cantidad. Del mismo modo, se han estudiado los posteriores comportamientos durante la fermentación o la crianza en bodega.
Hasta finales del siglo XX la elección de las cepas de las que luego se tomarían las varas para reproducir nuevas plantas, se basaba únicamente en el fenotipo. Con la entrada del siglo XXI la familia se involucró en procesos modernos de selección clonal y sanitaria, plantando en colaboración con distintos centros de investigación públicos, su propia “colección de clones”.
En VALIJARA se trabaja con algunos de los mejores viveros de España y Francia, consiguiendo de la mano de estos expertos la perfecta simbiosis entre los portainjertos y las variedades elegidas.
Si importante es la planta, también lo es el suelo en el que se va a desarrollar el cultivo. Tras 450 años asentados en Valbuena de Duero, la familia Martín conoce perfectamente cada palmo del término, como crecen las plantas y la calidad de uva que se consigue en cada zona. De ahí la importancia de la elección de VALIJARA para la implantación de los viñedos y la decidida apuesta de futuro de las generaciones actuales.
Al conocimiento del terreno, en las nuevas plantaciones, se le unen los medios más modernos de análisis de suelo y subsuelo. Esto nos permite conocer distintas variables como el porcentaje de arena, limo y arcilla, el pH, la materia orgánica, los microelementos,… Es en ese momento en el que podemos decidir qué tipo de planta vamos a “crear” para uno o dos años después ejecutar la plantación.

Cata en el terreno para el análisis de suelo y subsuelo
Una plantación comercial de viñedo tiene una duración en el tiempo que va a superar los cincuenta años, pudiendo llegar al siglo. Este período tan prolongado obliga a reflexionar seriamente sobre aquellos que trabajos siendo beneficiosos para las cepas, no van a poder llevarse a cabo estando estas presentes. Así en el período previo a las distintas plantaciones en VALIJARA se llevan a cabo importantes trabajos como nivelaciones, desmontes o abonados de fondo.
Durante la vida de la plantación en VALIJARA se implementan las prácticas más ecosostenibles que se consideran para cada momento. De este modo se procura que en la medida de lo posible que los abonados sean con materiales de origen orgánico, el control de plagas y enfermedades sea preventivo, la eliminación de malas hierbas siempre que sea necesario, se hace de forma mecánico y jamás con el uso de herbicidas.
Estas exigentes prácticas hacen que la calidad de la uva producida en VALIJARA sea apreciada por algunas de las más prestigiosas bodegas de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
Debe tenerse en cuenta que en mercados tan exigentes como el Americano una partida de vino puede ser rechaza por la presencia de la más mínima traza de compuestos químicos procedentes de herbicidas o pesticidas (incluso, en los casos más extremos, aportados en años anteriores al año de recolección de la uva empleada para la elaboración del vino analizado).
En la actualidad todas las parcelas de viñedo de la explotación cuentan con riego por goteo. Este tan solo es utilizado el primer año de vida de la plantación y en momentos muy puntuales en los que el estrés hídrico provocado por sequías prolongadas causaría daños a la planta irreversibles.
Las labores de poda en seco, poda en verde, aclareo de hojas y racimos y aquellas otras que pudieran ser necesarias a lo largo del proceso productivo siempre se realizan a mano, evitando el impacto medio ambiental que supone el uso de maquinaría y fomentando el tratamiento personalizado a cada planta en busca de la máxima calidad.
Siempre que las condiciones climáticas lo permitan y a demanda de la bodega destinataria de la uva, la vendimia se hace a mano. No obstante se han hecho multitud de pruebas de vendimia mecanizada, con diferentes máquinas y adaptando los múltiples parámetros que hoy en día pueden regularse para adaptar cada vendimiadora a las características concretas de cada parcela, habiéndose obtenido magníficos resultados.